jueves, 18 de julio de 2013


                    


                            I V

  
Mi corazón no encuentra ya templanza
para ponerle riendas al fracaso.
Es otro el desafío, son distintas
las formas de vivir un abandono
que nunca imaginé. Cuánto silencio
busca ahora lugar en mis latidos.
Sólo la libertad puede pedirme
el mayor sacrificio, sólo ella
me deja caminar sobre las aguas
al tiempo que provoca mi derrumbe.
Pero es tarde, lo sé. Cada minuto
avanza hacia el amor inalcanzable,
y lo debo aceptar como si todo
tuviera que volver a sucederme
lejos de mí, en franca retirada.
Cuántos latidos saben del silencio...
Y tú, mi corazón, enajenado.


                                                   (de LOS CIELOS TARDÍOS, 2009)

Lienzo de Lucía Romero

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