I V
Mi corazón no encuentra ya
templanza
para ponerle riendas al fracaso.
Es otro el desafío, son
distintas
las formas de vivir un abandono
que nunca imaginé. Cuánto
silencio
busca ahora lugar en mis
latidos.
Sólo la libertad puede pedirme
el mayor sacrificio, sólo ella
me deja caminar sobre las aguas
al tiempo que provoca mi
derrumbe.
Pero es tarde, lo sé. Cada
minuto
avanza hacia el amor
inalcanzable,
y lo debo aceptar como si todo
tuviera que volver a sucederme
lejos de mí, en franca retirada.
Cuántos latidos saben del
silencio...
Y tú, mi corazón, enajenado.
(de LOS CIELOS TARDÍOS, 2009)
Lienzo de Lucía Romero
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