PARAÍSO
Vivías en la urbe
salvajemente solo,
rodeado de manzanas;
mas un día fatídico
te miraste en las lunas
de los escaparates,
y buscaste un lugar donde esconderte,
porque te diste cuenta
de que estabas vestido.
(de LOS APARECIDOS, 1991)
A veces el poema no termina en el último verso, a veces se te clava en el alma y en los ojos como un amanecer interminable.
ResponderEliminarGracias por la luz, Poeta.
Gracias a ti siempre, Ana. Saludos.
ResponderEliminarGenial definición de quien al fin se reconoce y le da vergüenza.
ResponderEliminarUn saludo
Gracias, María José, este poema tiene ya años pero sigue de actualidad, creo. saludos cordiales.
ResponderEliminarEstimada María:
ResponderEliminarLa editorial Guadalturia, con quien tú publicaste, querría dedicarte un post con una breve entrevista sobre tu obra. Estamos construyendo un blog. Nos encantaría que te pusieras en contacto con guadalturiaredes@gmail.com para que nos facilitases de manera privada tu mail y poder enviarte el cuestionario si así lo deseas. Muchisimas gracias. Luis.