LECCIÓN DE AMOR
En unos aposentos
orlados de alizares,
sé que estás aguardando
mi llegada. La hora
no importa, si es de luna.
Me lleva a tu presencia
un sendero de mirtos,
una guirnalda tibia de jazmines.
Espero que tus manos
retiren mi alquinal y me
deslumbren.
Es la lección primera
de un tratado infinito.
En medio de nosotros, el silencio.
Y nos transfiguramos,
para que no se sepa
quién va enseñando a quién
en este aprendizaje,
para que la siguiente
madrugada, la senda de los mirtos
me lleve a ti. Cualquier rayo de
luna
señalará otra página
de amor, otros renglones
escritos para siempre en nuestros
cuerpos.
(de VIVIR POR DENTRO, 1992)
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