UNA
SOLA TERNURA
Su luz se deslizó por tu
mejilla,
lágrima de marfil como sudario
que imploraba razones
para el descendimiento.
Una sola ternura hubiese
amanecido
mejor que aquel destello de sus
ojos templados.
Buscabas ser en él, pero nunca
lo fuiste
más allá de un instante oscuro y
doloroso.
Hoy tus sienes acogen los
desvelos
febriles de la honda madrugada,
paréntesis candente
en una historia yerta.
Como entonces, tampoco tienes
prisa
por llorar, ni siquiera por
hallarle
en la desolación que te recluye.
Una simple locura hubiera
acontecido
mejor que aquel relato de su
última mirada.
(de DANAIDE, 2012)
Lienzo de Anne-Marie Zilberman
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