SECADAL
Más
alto fue mi sueño.
Más
se agrietaban todas las imágenes
a
su paso. Yacían
hojas
de un verde frío,
detrás
de cuya muerte
adiviné
que el mundo no quemaba
más
que en unas edénicas visiones.
Y
si el ayer decide
encauzar
mi presente en su angostura,
más
vale que haya estatuas
que
recubran el hueco de mi cuerpo,
antes
que el sueño sangre
por
sus poros de angustia.
Oh,
Dios, cuánto secano
me
ha tocado albergar en mis entrañas.
(de AQUÍ QUEMA LA NIEBLA, 1986)
Lienzo de Valery Rybakow
De ese secano estamos hechos casi a diario, María, así que el pensamiento que guía el poema es una reflexión compartida que tú has formulado con la sabiduría literaria que tanto dice de ti.
ResponderEliminarAbrazos y mis mejores deseos desde Rivas.
Gracias como siempre, querido José Luis, por tu acertado comentario sobre este antiguo poema que sigue siendo actual. Cuánto hubiera querido no haberlo escrito... Besos.
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