martes, 19 de febrero de 2013


                 

       UNA CALLE

 
También me atravesaron
las pupilas anónimas de hombres
que, sombras en hastío,
sólo supieron verme cuando, niebla,
yo abarcaba difusa
su ceguera de siglos impotente,
porque también mi cuerpo,
tremolando celajes,
atravesó miradas encendidas.


                                      (de AQUÍ QUEMA LA NIEBLA, 1986)

No hay comentarios:

Publicar un comentario