AYER
MANABA EL BRILLO DE LOS SÍMBOLOS,
afilados
estambres
para
trazar deseos sin retorno.
En
tu profundidad palidecían,
menguando
la razón que comenzaba
a
distendir sus ondas,
creciente
resplandor sobre el espejo.
Esos
símbolos eran
una
verdad sellada,
un
ansia de torcer lo declinable
y
el más vasto breñal donde pudieses
encastillar
tus dudas.
Todo
partió sin ti de madrugada,
los
luceros, la niebla,
tanta
necesidad como ternura,
todo,
por alumbrarte en abandono.
Y
tú, con la parábola del cielo,
morada
sin salida,
esperando
una luz liberadora
que
cegase el abismo, que prendiese
otra
llama al ayer por un instante.
(de MÍNIMO SOL DE INVIERNO, 2006)
Lienzo de Wisper Krimmer
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