lunes, 21 de enero de 2013


  Santa Rita


        ENREDADERA
 

     Cruzó la rosaleda
     por mi inquietud sus orlas
     rojizas. Salpicada
     de contraluces iba
     mi nostalgia. Despacio,
     me rodeaban las sombras,
     y todos los parterres
     se oscurecieron. Tallos
     marchitos enlazaban
     mi llanto con el suyo,
     mientras volcó la tarde
     su cáliz apurado.
     No pude desasirme
     de ramas, ni de espinas,
     ni de un tropel de hojas,
     antes de ver mi cuerpo
     cercándose a sí mismo.


                                       (de CONTEMPLACIONES, 1988)

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