lunes, 5 de noviembre de 2012


(Foto: María Sanz)

                   
                
       
                  MONCAYO


Desde lejos, la hora de un silencio parece
elevar hasta allá mis caídas palabras.
Fluyen tantos caminos sobre esta tierra
que, aislado el sentimiento, suenan a luz,
como las estaciones íntimas
recitadas por un verano
desde lejos, como si hubiese hojas
a punto de dorarse
antes del espejismo de la nieve. 

Pero, qué cerca estoy
aquí, perdiéndose mis ojos donde nadie los busca,
queriendo ver la cumbre dibujada
por un sol que apaga lentamente ese estío. 

¿Dónde estará el sendero
que recuerde mi alma suspendida?
La hora silenciosa guarda ecos en todas sus alturas.
 
 
                                             (de AQUÍ QUEMA LA NIEBLA, 1986)
 

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