jueves, 22 de noviembre de 2012


          
                Delante del espejo (Thomas Wilmer Dewing, 1910)
 

    UN  ESPEJO  CUALQUIERA

 
Un espejo cualquiera
descubre a quien se mira como al otro
que un día pudo no existir, y siempre
quiso verlo. Las horas
van pasando a favor del desengaño,
pero nada acontece
sin que las apariencias lo permitan.
Es esta soledad de contemplarse,
una ilusión que lleva
al destino crucial de lo invisible,
porque cuando los ojos se acostumbran
a atenuar el surco del envejecimiento,
la propia imagen dicta su pasado
como mejor sentencia.
Un espejo cualquiera, convertido
en marco para el tiempo, no merece
más fijeza si el rostro de lo humano
va desapareciendo entre dos luces,
cual si de otro paisaje se tratara.


                                         (de DOS LENTAS SOLEDADES, 2002)

2 comentarios:

  1. ¡Dios mío! Acabo de descubrir tu magnifico blog y me ha encantado y es gracias a una seguidora tuya; Esperanza Jiménez. Pues a partir de ahora te seguiré también.
    ¡Enhorabuena!
    Saludos desde Gines.

    ResponderEliminar
  2. Gracias, Mari Carmen, hacemos lo que podemos para compartir la poesía. Saludos.

    ResponderEliminar