lunes, 8 de octubre de 2012


      


                PASEO

 
Hasta el río llegamos
en una tarde clara
de invierno. Nuestros nombres,
poco a poco aprendidos, como el tiempo
que iba pronunciándolos, temblaban. 

Cuánta luz por entonces,
qué reflejos dorados
se hendían en el breve
paseo... Como el río, lentamente
nos dejamos llevar hacia el olvido. 

Aquellas aguas guardan todavía
tu nombre en su encendida transparencia,
mas no me lo recitan, porque temen
que se apague por siempre en mi silencio.


                                                        (de AVES DE PASO, 1991)

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