Las islas de oro (Henri-Edmond Cross, 1892)
CANSADA DE MORIR COMO LOS OTROS
querían que vivieses,
subiste a aquella nave
cuyo rumbo jamás te fue
anunciado.
La distancia sin horas
pulsaba el infinito
con precisión de ángel de
tinieblas.
Harta de dividir cada momento
feliz entre las viejas ataduras,
llegaste a aquella isla
donde nada te hacía presagiar
el eterno retorno de ti misma.
(de EL TEMPLO DEL ALBATROS, 2011)
No hay comentarios:
Publicar un comentario