GRABASTE UNAS PALABRAS
sobre la arena húmeda,
para ser avistadas desde el
cielo.
Estoy aquí, decías,
después de haber viajado
por todas las tormentas,
a través de sinuosas amarguras,
esperando unas alas,
su abrazo migratorio.
El mar borraba todo a cada
instante.
Y escribías de nuevo,
con pulso de mareas
que tensaba los signos
hasta desfallecer gozosamente.
Estás sin ti, callabas,
dejando que la voz de los
estigmas
pronunciara tu cuerpo.
(de EL TEMPLO DEL ALBATROS, 2011)
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