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En mayo se prendían
furtivos arreboles
al raso de la tarde.
Mi ensoñación trazaba
un recodo durmiente
desde aceras umbrosas,
quedándose el vacío
más despierto que nunca,
a tono
con lo mágico.
Un cauce de ventanas,
de geranios colgantes,
daba suelta a su rito
vesperal y sereno.
Mientras, la tarde antigua
doblaba por mis ojos.
(de LIENZOS DE CAL, 2008)
Querida María: No sabes cómo te agradezco estos versos. Tengo una deuda sentimental con esta calle y consigues que me emocione cada vez que leo tu poema.
ResponderEliminarUna vez más, mis felicitaciones por tu trabajo.
CG
Gracias, Cipriano, te he recordado al publicar esta entrada, va por ti. Un abrazo muuy cariñoso.
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