jueves, 7 de junio de 2012


 La catedral de Sevilla y la procesión del Corpus en su interior (J. Pérez Villaamil, 1835)




COMO SI HUBIERA VUELTO DE REPENTE
al lugar de los hechos, mi temprana
sensación se diluye en lo tardío,
en la huida hasta el fondo de un deseo
que estremece al reptar por la memoria.
Quién sabe si estos signos apresuran
mis gozos, el reencuentro con los densos
azules del ayer, como si hubiese
contemplado otra vez mi propia vida.


                                                  (de DOMUS AUREA, 1999)

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