La catedral de Sevilla y la procesión del Corpus en su interior (J. Pérez Villaamil, 1835)
COMO
SI HUBIERA VUELTO DE REPENTE
al
lugar de los hechos, mi temprana
sensación
se diluye en lo tardío,
en
la huida hasta el fondo de un deseo
que
estremece al reptar por la memoria.
Quién
sabe si estos signos apresuran
mis
gozos, el reencuentro con los densos
azules
del ayer, como si hubiese
contemplado
otra vez mi propia vida.
(de DOMUS AUREA, 1999)
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