VÍSPERAS
En la torre
mudéjar se arrullaban
las últimas
palomas de la tarde,
ajenas a lo
humano,
unidas por la
brisa
de sus alas.
Abajo, en una calle
cuyos árboles
daban al invierno
su gris
enmudecido, te quedabas
mirando aquellas
aves.
Tu memoria fue
espejo
de su perfil de
amor desafiando
el vuelo de
algún ángel en tinieblas.
Tus ojos no
querían
reconocer la
escena. Tus oídos
evocaron
susurros
de un encuentro
lejano. Simplemente
fue una tarde de
invierno con palomas.
(de POLIFONÍAS, 1997)
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