sábado, 28 de abril de 2012

             

 
                      I V


El aire te traía sus espejos,
acrecentaba todas las sonrisas
de amor recién llegado, siempre el aire
como resumen fiel de una presencia
templada en el regazo más vacío. 

Espejos que jamás te reflejaban,
sólo un rostro de hombre, cualquier hombre,
ahora no recuerdas. Qué misterio
de ternura ya huérfana, del paso
por lo mismos espejos junto al aire
y al aroma de amor recién vivido. 

Nada ha cambiado aún, los días nievan
tu cuerpo incandescente, borran todo
lo que dejaste atrás, espejos ciegos
de inútil amplitud, sonrisa oscura.
Pero un hombre sin rostro te condena
a plasmarlo en el aire que respiras.


                                                            (de LANCE SONORO, 2007)

No hay comentarios:

Publicar un comentario