jueves, 29 de marzo de 2012

      


             I I

  
El desierto me cruza
como un sol restallante,
cumple mi travesía
desde ningún camino,
borrando lo avanzado
apenas amanece.
Ahora, si quisieras
convertirte en oasis
y detener a tiempo
este reloj de arena
que marca mi abandono,
tal vez me acercaría
a tus labios de agua
para saciar negando
los primeros instantes
después del sufrimiento.
Pero nada concurre.
Sé que es otra la muerte
cuando la soledad
elige al peregrino,
cuando el desierto traza
su paz definitiva.


                                                      (de LOS PULSOS CARDINALES, 2010)

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