sábado, 31 de marzo de 2012

   



AQUEL BANCO DE MÁRMOL


Aquel banco de mármol,
soleado, paciente, me esperaba
después de cada juego. Tantas flores
alrededor, y apenas si sentía
que mi respiración y sus perfumes
necesitaban algo
donde apoyar los ímpetus.
Aquel banco tenía
la blancura que siempre deslizaba
mi cuerpo hacia la tierra.
Y sus brazos,
de hierro, respondían a los míos,
tan frágiles entonces como ahora. 

Aún hoy sigo buscando
el lugar de la calma,
otros brazos más fuertes
donde anidar, después de tanto tiempo.


                                            (de JARDINES DE MURILLO, 1989)

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