martes, 14 de febrero de 2012

   


      MAGNOLIOS


Las plazas se poseen
unas a otras. Riman
entre sí con las sombras y las luces
que les presta un crepúsculo
solitario. Las plazas
recitan primaveras
templadas con sonidos
anónimos del aire entre los pétalos. 

Yo sé que siempre, al fondo
de un presagio de tarde,
colmando la ebriedad en azuladas
horas de plaza y cielo,
cobijarán mi paso los magnolios,
que fueron tantos días
perfil de la tristeza,
testigos claroscuros
del imposible encuentro vespertino.


                                           (de AQUÍ QUEMA LA NIEBLA, 1986)

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