domingo, 5 de febrero de 2012

          


                                                           I

                                   Ya no serán iguales los inviernos,
tal vez menos extraños, pero nunca
como la noche aquella en que dejaron
su sitio a tanta luz interminable. 

Acogiste los copos
de nieve sin lugar donde caerse
más desiertos que vivos,
doblados por el peso de los astros
que contuvieron su deslumbramiento. 

Para qué sentir frío,
no merece la pena el hospedaje
de un corazón candente,
ni siquiera otro alud que lo desfonde. 

Ya no serán iguales los inviernos.
Van a volver, quizá con nombre propio,
pero sin el azul donde encarnaste
una silueta amada, dividida
entre cima y abismo.
Como la noche aquella no habrá surco,
nevando en tu interior, permaneciendo
sobre toda la luz irrepetible.


                                                        (de LANCE SONORO, 2006)

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