miércoles, 18 de enero de 2012

    
      Mujer durmiente (Tamara de Lempicka, 1932)


  LA  NIEVE  DE  UNOS  LIENZOS


Aún queman esos lienzos
-nieve caída sobre cuerpo extraño-
y no hay ni una pregunta
que flagele el adiós más implacable,
ningún llanto esperando
que muera este silencio
para cederle llamas a la pena. 

Se sabe que hay un norte
buscando otro hemisferio,
y es un brillo irreal lo que persigue
después que el corazón no le responde
más que con ecos fríos, como antes
de atravesar el cielo. 

Aún quema esa vigilia
-intacta soledad enamorada-
sobre un páramo fiel a su presencia,
y teme que la nieve
de unos lienzos caídos sobre el cuerpo
se deshaga en visiones
intemporales, que agonice a solas.


                                               (de TRASLUZ, 1989)

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