SI NO EXISTIERAS TÚ, SI NO EXISTIERAS,
urbe mía de fuego y hermosura,
templo del azahar, jirón celeste,
sucedería el tiempo de otra forma.
Si no fuese adorable tu milagro
nuestro de cada día o madrugada,
urbe grácil de incienso y alhucema,
ese tiempo distinto perdería
la falaz ilusión de poseerte.
(de DOMUS AUREA, 1999)
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