miércoles, 21 de diciembre de 2011

      


      MAÑANA DE CRISTAL


Llevadme allí, oh pájaros perdidos
por los tibios ramajes, por los huecos
que dejaron mis pasos. Devolvedme,
oh magnolios, aquella mano firme
que llegaba hasta mí como otro rayo
de luz florida, como eterna savia.
Oh, brisas, conducidme
al amado paseo donde estuve
una mañana de cristal, no sea
que mi memoria, con el tiempo, rompa
aquella transparencia en mil pedazos.


                (de PASEO DE LOS MAGNOLIOS, 1995)

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