viernes, 21 de octubre de 2011

                 


         X X I I

Ya lo saben los cielos.
He vuelto a comulgar
tu carne de rocío,
tu miel inmaculada,
olvidando que es sólo
la liturgia terrible
que celebra mi vida.
Soy consciente del tiempo
perdido en consagrarte,
del ara caudalosa
donde ahogo tu nombre
inevitablemente,
pero todo está escrito
para no arrepentirme,
ya consta en el infierno.
Y aunque nada perdure
al final de la noche,
seguiré comulgando
tu cuerpo de alhucema,
tu sangre desbocada,
ya lo sabe mi muerte.


                                              (De LOS PULSOS CARDINALES, 2010)

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