miércoles, 12 de octubre de 2011

                
                 Los visitantes  (Wifredo Lam, 1950)


 ANÓNIMO DEL SIGLO XX

 
Después de que el deseo
le mostrara el camino hasta mi alcoba;
cuando hubo traicionado
su ser la soledad inconfesable,
y mientras que el silencio,
arrinconado en los pasillos, era
el único testigo,
alguien llamó a la puerta de repente.

Después de que la noche
palpitase en mi cuerpo, yo advertía
que aquel sujeto anónimo
marchaba del umbral de su aventura.
-Ah, mujer imposible...-
Mala suerte. Jamás cierro con llave.


                                          (De LOS APARECIDOS, 1991)

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